Page 24 - Costa Live - Magazine
P. 24

      .es)
Este “Astilleros Wind 46”, bautizado como “Romelo”, también fue su crea- ción y fue aprobado en 1983. El motor ha sido renovado recientemente, todo lo demás es original. El velero tiene tres camarotes y dos baños, perfecto para nosotros. Nuestro capitán Carles Matinell (www.lidernau- tic.com) tiene experiencia en todos los océanos del mundo y lleva años navegando para clientes internacionales. Los otros dos todavía somos principiantes y le echaremos una mano en esta travesía. Así que, ¡a la aventura y a ganar experiencia!
Preparamos el velero para zarpar, traemos nuestros suministros a bordo y revisamos el equipo. Tendremos que prescindir del internet y de la tecno- logía moderna, la intuición y el trabajo manual son muy importante aquí. Poco antes de salir, de repente nos visita la señora. Vestida de un vene- rable color negro aparece en el horizonte, mira el velero de la familia por última vez y se despide. El capitán del puerto nos dice que la dama navegó en una época con su hijo en el “Romelo” en regatas exitosas. Sin embargo, la embarcación ha estado ya por varios años en el puerto. Atrás han quedado los gloriosos tiempos deportivos. Ahora, con mucha pena, el velero ha sido vendido y el nuevo propietario nos ha encargado de llevarlo a Mallorca.
El capitán del puerto piensa que la dama ha venido intuición, ya que nadie le había informado que el “Romelo” por fin abandonaría su atra- que ancestral en San Remo.
Saludamos amistosamente a la dama y ella nos devuelve el saludo con dignidad. Tomamos su bendición como una buena señal para la trave- sía. ¡Soltad amarras!
Nos vamos hasta Marsella a lo largo de la costa, hasta que tenemos que llenar de nuevo el depósito de combustible. El tanque tiene capacidad para 175 litros de gasóleo. Vamos hacia mar abierto ahora. ¿Cuánto tiempo estaremos viajando? Ni idea. El motor de la nave tiene solo 75 CV. Ponemos las velas. Mientras que el viento y el tiempo nos los permi- tan, los aprovecharemos.
Pronto nos quedamos sin cobertura: no hay teléfono, no hay internet, silen- cio total. Solo se oye el ondeo de las velas y el ruido de las olas. De re- pente vemos delfines juguetones que acompañan por un rato nuestro viaje. También navegamos por la noche y tomamos turnos cada dos horas para dormir. El tiempo es duro, el frío se mete en nuestras extremidades, estamos deseando con ansias que llegue el amanecer. Primera luz en el horizonte, el mar se vuelve dorado. De vez en cuando vemos un porta-
 24



























































































   22   23   24   25   26