Page 17 - Costa Live International Magazine
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En suivant le parcours de la promenade, nous arrivons au mirador. Si l’on se place juste au dessous de la coupole du pavillon en pierres et que l’on crie son nom, on entend alors l’écho dans l’oreille, matérialisée sous forme de coquillage. Le «Cami de Ronda» est bordé de vieux arbres offrant de l’ombre aux promeneurs. Certains pins semblent s’être transformés en sculptures et les tamaris résistent au vent depuis des dizaines d’années. La couleur ocre du sentier contraste merveilleusement avec le bleu azur de la mer. D’ici, on ne se lasse jamais de regarder la mer. C’est vraiment spectaculaire. De temps en tepms un bateau à moteur laisse son sillage sur l’eau, les mouettes se laissent porter par le vent, on aperçoit de minuscules criques sabloneuses nichées dans la rocaille rouge et jaune. Par endroit les rochers forment de petites terrasses bien confortables pour prendre des bains de soleil.
Nous quittons le quartier des millionnaires et continuons notre route jusqu’au phare El Far. Au restaurant, loin des résidences de luxe, nous dégustons un menu-déjeuner avec des fruits de mer et un bon vin blanc bien frais - vue imprenable sur la Méditerranée compris...
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contraban en S’Agaró para gastar sus dólares y celebrar las estas más elegantes: Ava Gardner, Yul Brynner, Kirk Douglas, Elizabeth Taylor, Montgomery Clift o Ruck Hudson se enamoraban de la región y también volvieron después de que ya se habían nalizado los rodajes. Charlie Chaplin, Humphrey Bogart y Lauren Bacall se alojaban en el Hostal de la Gavina, entonces el hotel más lujoso de España.
Damos un paseo por el camino de ronda, hasta llegar al mirador. Si uno se pone di- rectamente debajo de la concha de la cúpula del pabellón de piedra y dice algo en voz alta, el eco no tardará en resonar en sus orejas. A lo largo del camino, árboles muy viejos dan sombra. Pinos se entrelazan para formar esculturas artísticas y los tamariscos desafían el viento desde hace décadas. El ocre brillante del camino contrasta con las olas azules. Una y otra vez se ofrecen vistas espectaculares al mar. Velas blancas re e- jan la luz del sol. Yates de motor dibujan lineas en el agua y gaviotas navegan ligeras como ancladas al viento. Pequeñas playas de arena se esconden entre las rocas rojas y amarillas de las calas. Rocas pulidas por el mar sirven como terrazas para tomar el sol. Después de un rato, salimos de la urbanización de lujo para continuar nuestra excursión al faro ‘El Far’. En el restaurante aparte de la calle comercial disfrutamos un menú del día con mariscos frescos, acompañado por una botella de vino blanco. La vista fantástica sobre el Mediterráneo es gratis.
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