Page 16 - Costa Live - Magazine
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colonía española. Así pues, las habaneras versan casi sin excepción de barcos y marineros, de amores encontrados y perdidos y de la añoranza de la tierra más allá del océano. Las canciones melancólicas llegaron en el siglo XIX desde el Caribe a Cataluña. La mezcla de melodías criol- las y una melancólica música popular se acompaña con la guitarra y el acordeón y se ha pasado de generación a generación.
Caminamos por el paseo panorámico a lo largo de la cala hacia Llaf- ranc, pasando por sobre de las rocas a lo largo de los acantilados. Un pino majestuoso forma un techo verde encima de nuestras cabezas. En las rocas sobre el mar, agaves se exponen al sol, cardos y cactus en flor nos muestran sus colores brillantes. Unas gaviotas dan vueltas en el vien- to. Rocas, vegetación y mar contra un cielo azul de postal. Por nuestra derecha aparecen una y otra vez antiguas villas y jardines bien cuidados. Lo que todos tienen en común es la preciosa vista sobre el mar infinito. El pintoresco paseo nos lleva unos 20 minutos. Antiguamente, se acce- día por estos caminos a las calas cuando un barco se había hundido. Había lugares para observar el horizonte y poder avisar a tiempo si se esperaba un ataque de piratas.
Después de la Guerra Civil Española, servían para transportar mercan- cías de contrabando.
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neras cubains ont été introduits par les émigrants. C’est la raison pour laquelle leurs textes parlent presque exclusivement de navires, de traver- sées, d’amours perdus et du pays de l’autre côté de l’océan. Ces chants nostalgiques sont arrivés au cours du 19ème siècle en Catalogne. Il s’agit d’un mélange de mélodies créoles et de musique folklorique avec de la guitare ou de l’accordéon – une musique pleine de tristesse, transmise de génération en génération.
Nous empruntons le sentier panoramique le long de la côte en direction de Llafranc, et marchons au bord des impressionnantes falaises qui sur- plombent la mer.
A notre droite apparaissent de temps en temps de belles villas anciennes avec de magnifiques jardins. Leurs point commun : elles ont toutes une imprenable vue sur la mer. Notre promenade dure environ 20 minutes. Il fut une époque lointaine, où ce sentier était emprunté pour secourir des navires en difficulté. L’horizon était alors observé en permanence, afin d’empêcher les pirates de passer à l’acte. Après la guerre civile espa- gnole ce sentier fut également utilisé pour faire rentrer de la marchandise clandestinement.
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